Contó que una vez el acusado y su grupo de patovicas golpearon a un joven solo porque miró a la víctima en un boliche.
Cuatro testigos declararon en el primer día de audiencia del juicio contra Juan Carlos Solalinde por matar a tiros a su expareja Johana Galdeano. Todos coincidieron en que el exsecretario de la Uocra (Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina) era violento con la víctima, en todos los sentidos, física, mental y hasta económicamente. Una de las personas que habló este lunes ante el tribunal de Villa Mercedes fue Agustina Basualdo, una de las amigas más cercanas a la joven asesinada. Entre los tantos detalles que precisó sobre el maltrato que la mujer sufría a manos del imputado, aseguró que, en una ocasión, el hombre “le puso un revólver en la boca y la violó”.
Además de Basualdo, declararon Gladys Soria, la madre de la víctima; Silvana Soria, una prima hermana, y Franco Salinas, otro gran amigo de la chica. Todos coincidieron en que Galdeano era una persona hermosa, libre y amiga de cualquiera, porque era muy sociable. Le encantaba salir y verse con sus amigos. Contaron que hasta solía modelar y subir fotos a sus redes sociales.
Pero todo eso se acabó cuando empezó su relación con el exgremialista. Él la alejó de su círculo y ella simplemente “se apagó”. Las pocas veces que podía salir con sus amigos debía hacerlo en compañía de Solalinde y “los perros”, como llamaba al grupo de hombres que siempre andaba con él y lo custodiaba, refirieron los testigos.
Basualdo recordó que, en los boliches o bares, su amiga “se la pasaba toda la noche alejada, contra una pared” porque el imputado no le permitía ni saludar a nadie que pudiera cruzarse en el local. “En una oportunidad, hizo que ‘sus perros’ le dieran una paliza increíble a un chico, a la salida de un boliche, solo porque había mirado a Johana”, contó.
Narró que otra vez, en un cumpleaños de Solalinde, él le pegó solo porque se había dado vuelta para ver “a unos hombres que habían llegado a la casa”. La joven estaba embarazada.
Todos remarcaron que la trataba de “pu…”, por el hecho de que ella se había relacionado con él, un hombre casado. Sin embargo, en sus seis años de pareja la llenó de promesas que nunca cumplió como, por ejemplo, que se divorciaría de su esposa, con quien solo se había separado de palabra.
Todos afirmaron, por otro lado, que Solalinde siempre estaba armado. Y no solo llegó a apuntarle a Galdeano, cuando tenía a su hijo en brazos, sino que hasta “le puso un revólver en la boca y la violó”, dijo Basualdo. “Yo siempre le decía que lo denunciara, pero ella no lo hacía porque lo amaba”, manifestó.
Franco contó que una vez su amiga le mostró cómo el imputado le había dejado el cuello, después de una discusión. “Primero me mandó un video y después nos vimos en Morrison (un restaurante), y ahí me enseñó las marcas de sus manos en el cuello, que se tapaba con un pañuelo”, detalló.
Los cuatro testigos coincidieron en que el exsecretario de la Uocra vigilaba cada uno de sus movimientos por un sistema de GPS que había instalado en el auto de la mujer. “La controlaba hasta con drones”, precisó Salinas y escuchaba todas las conversaciones que mantenía con sus amigos en el auto, porque grababa audios desde el interior del vehículo.
“Ella tenía toda una vida por delante. Era hermosa. Pero creía que no podía rehacer su vida porque él se encargaba de tratarla de vieja. Le decía que era fea y que ya no iba a servir porque era madre y tenía un hijo”, señaló Basualdo.
